En el Día Mundial del Refugiado, desde RIDHE alzamos la voz por las juventudes desplazadas forzosamente que, a pesar del exilio, la pérdida y la incertidumbre, siguen apostando por un futuro digno y justo.
Este año, acompañamos con orgullo al primer equipo de personas refugiadas que participó en la 30.ª Competencia Interamericana de Simulación Judicial sobre Derechos Humanos, organizada por la American University Washington College of Law. Un hecho histórico que marca un precedente poderoso: cuando se cierran las puertas de las universidades, la educación resiste en el exilio.
La participación de este equipo —compuesto por jóvenes nicaragüenses refugiados— no solo desafía las barreras impuestas por contextos autoritarios, sino que reafirma que el conocimiento es una herramienta de resistencia y transformación social. El caso de estudio del concurso, centrado en la trata de personas y los derechos humanos, permitió a este equipo demostrar que, incluso en los márgenes, se puede construir justicia con rigor, compromiso y voz propia.
Ser joven y refugiado no debe significar quedar al margen de oportunidades educativas ni de los espacios de decisión. En RIDHE, a través de nuestro Programa de Educación en Emergencia, defendemos el derecho a estudiar, investigar y alzar la voz, aún desde el exilio.
Porque cuando las juventudes refugiadas acceden a la educación, no solo se forman ellas: también se reconstruye el tejido democrático de nuestras sociedades.